Laura


Laura nos deja entrar en su piso oscuro de Madrid. Nos advierte que hay muy poca luz y nosotros buscamos ese haz milagroso que salve la sesión. Hemos tenido suerte, en el dormitorio, la ventana es un foco natural que ilumina un rincón blanco, y lo aprovechamos.

me siento realmente orgullosa de saber que las personas que más me importan, me quieren y me valoran tanto como yo a ellos

Con cuarenta y cuatro años, y un trabajo de Directiva, Laura nos resume lo importante en su vida: la familia y la salud. También nos confiesa que ella realmente se gusta mucho y reconoce que el tiempo la está tratando muy bien. Aún así, reconoce que sus manos, expresivas y fibrosas son muy reconocibles de su aspecto, hasta el punto que está segura que su madre sería capaz de reconocerla solo por las manos.

Laura se siente realmente orgullosa de como es y sobre todo de la gente que tiene a su alrededor «me siento realmente orgullosa de saber que las personas que más me importan, me quieren y me valoran tanto como yo a ellos» nos confiesa mientras nos enseña sus cicatrices, una señal de tiempos oscuros que ha aprendido a llevar con mucha alegría. De hecho, ha participado con nosotros en esta locura fotográfica porque está convencida que contribuir con su imagen ayuda a derribar cánones de belleza inalcanzables e irreales, y nosotros estamos totalmente de acuerdo con ella.

Pasa la tarde y mientras hablamos con ella, estamos capturando la luz de su ventana, como de si una luciérnaga se tratase. Queremos atraparla en nuestra cámara y como la ilumina mientras nos habla, porque es un bien muy preciado en su casa, y queremos regalársela para que la conserve siempre y la disfrute todos los días de su vida, esa que tanto le gusta vivir a gusto consigo misma.