Helena
Prácticamente los hemos levantado de la cama. Helena y su chico Jorge nos esperan en su ático de Madrid para hacer esta sesión.
Helena está acostumbrada a posar. Ya ha tenido alguna que otra experiencia, pero sobre todo, y desde hace ya algún tiempo, los focos no la intimidan porque como bailarina profesional y profesora de Pole Dance, está acostumbrada a galas, cámaras y público. Tampoco le corta quitarse la ropa. Total, como dice ella, «estoy todo el día casi en ropa interior dando vueltas en la barra.» Tiene 32 años y estudió Trabajo Social y después Teoría de la Literatura, pero desde hace un año regenta con una socia y su pareja una escuela de de baile, Pole&Roll en Madrid. Nos reconoce que al final, esto es de lo que más orgullosa se siente como persona, poder haber hecho realidad el sueño de trabajar en lo que realmente le apasiona -«…durante años no encontraba mi sitio y trabajaba de lo que saliera, trabajos que no me llenaban y me parecían una pérdida de vida»
Si Helena tiene algo muy claro es que necesita en la vida poder amar, en todos los sentidos. En sus propias palabras «puede que suene bastante comeflores, pero tener seres con los que amar y sentirte conectado, ya sean humanos, no humanos, parientes o desconocidos, me parece la sal de la vida» y desde hace tiempo tiene muy claro su mantra «Haz lo que amas, ama lo que haces»
Ser toda vida muy delgada, «un esparrago» también tiene sus problemas sociales. Y es que, o es por estar algo pesadas, o porque somos de constitución muy delgada, siempre y especialmente cuando somos muy jóvenes lo pasamos mal, porque la industria nos tiene metido en la cabeza que tenemos que tener la talla que dictamina la industria de la moda, la tele y la publicidad. Charlando con Helena y Jorge intercambiamos opiniones sobre esto y casi llegamos a la conclusión de que los fabricantes de ropa para mujer les interesa que todas sean iguales. Es más barato, son menos tallas que fabricar. Ellos estarían encantados que todas fueran como muñecas en serie. Quizás vemos ya fantasmas donde nos los hay, pero quién sabe, lo mismo hasta hemos acertado con la teoría. ¿Y como se combate esto? Pues muy sencillo, si vas a una tienda de ropa y no te vale la talla que venden, vete a otra tienda, no te obsesiones por cambiar tu físico para meterte en esa talla.
«…he tenido suerte porque me tocaron unos pechos pequeños súper cómodos. No molestan, se caen menos, estilizan, y a la hora de la verdad, gustan lo mismo»
Cuando le preguntamos sobre lo que no le gusta de su aspecto físico, nos deja perplejos porque ni siquiera nos habíamos dado cuenta: Su cara. Cuando tenía 10 años, en verano, tuvo una caída muy mala con la bicicleta y se quemó con el asfalto gran parte de su rostro. Fueron semanas de curas diarias y después años de diferentes tratamientos para eliminar las cicatrices. Al cabo de los años apenas se notan esas marcas, damos fe de ello, y hace mucho que a Helena tampoco le importan. «Antes sí. Durante años envidié a chicas que se quejaban por tener pecas, o lunares, o un grano, donde yo tenía cicatrices. Creo que lo empecé a superar cuando alguien me miró con amor.» y continúa «…una vez me encontré con el concepto ‘egoísmo negativo’ que es cuando piensas que todo lo malo te pasa a ti porque eres lo peor y te mereces lo peor y me pareció una bofetada de realidad. La realidad es que el mundo no gira alrededor de si tu ombligo es más bonito o más feo. A nadie le importa, de verdad. A nadie más que a ti: así que deja de mirarte ahí. Dentro de cien años nadie se va a acordar. Toma lo que tienes, agradécelo porque un día lo echarás de menos, y disfruta de ello. Y no seas tan cabrona contigo misma «
La charla continúa mientras que vamos disparando nuestra cámara, con una luz blanca que entra a través del cristal de una ventana que está cogiendo una temperatura preocupante. El sudor se nos va metiendo en los ojos mientras le vamos dando ligeras instrucciones para que corrija la barbilla, o nos mire a cámara con descaro. Entre mil detalles, nos cuenta que está convencida que ha tenido suerte porque le tocaron unos pechos pequeños súper cómodos. No molestan, se caen menos, estilizan, y a la hora de la verdad, gustan lo mismo «He conocido a muchas chicas con más pecho que yo acomplejadas por tener poco pecho y me da rabia por esa aptitud. Porque es algo que nos meten en la cabeza –mi generación se crió viendo ‘Los vigilantes de la playa’- pero deberíamos hacernos con un buen impermeable mental y dejar que nos resbalen según qué cosas.»
Hemos terminado. Tenemos un buen montón de imágenes preciosas de Helena que rápidamente procesaremos porque no podemos esperar a ver lo maravillosa que está. Horas después le preguntamos que le ha parecido la sesión y el resultado «la sesión de fotos ha sido de confianza total, porque conozco vuestro trabajo, y sabía que ibais a sacar algo precioso con esa mirada fotográfica que teneis, y con los proyectos que siempre hay detrás de vuestras fotos. Es una suerte que hayais contado conmigo para un proyecto así. Siempre es un subidón que te miren como si fueras magia. Ojalá estas imágenes y esta historia mía pueda ayudar a chicas que no se creen que son bellas, que aún no se perdonan el hecho de no ser perfectas.»