Anita


Anita entra en el estudio y de pronto todo se vuelve de colores. Ella es alegre, extrovertida y con muchísima energía. Estar a su lado es verlo todo de otra manera. Te hace feliz, y ella se define como feliz. Es charlatana, trabajadora, activa y muy muy deportista. Le apasiona correr, entrenar y ahora su gran descubrimiento: el Pole Dance.
Con 34 años, de la generación del «naranjito«, como dice ella, se gana la vida como maestra, algo que lo lleva en la sangre porque con cuatro años ya le decía a su madre que quería ser «profe», y nos reconoce que es lo mejor que se le da en la vida «Me encanta mi profesión aunque a veces es muy dura. Pero no la dejaría por nada del mundo. Soy de esas profes que hablan de -mis niños-, lo son, los siento así y los trato como tal.«
Para Anita, madre de dos niños, lo más importante de su vida son ellos. Dice que es lo mejor que ha hecho en esta vida, y por supuesto sin olvidarse de su marido que le ha demostrado que el amor existe, y que se puede luchar por una familia. Otro huequito de su corazón está reservado para sus amigos que «siempre están a las duras y a las maduras«. 
Llegan las preguntas que odian todas las que han posado para el proyecto, y Anita nos insiste en que no le gustas sus piernas y sus «tetis» caídas, partiéndose de risa mientras nos lo cuenta. Y si tiene un lugar preferido de su cuerpo ese sería la espalda, aunque intuimos que después de la sesión de fotos, seguro que ya le gustan muchas otras partes, o al menos, no las ve de la misma manera que antes de las fotos.
«Cada mujer tiene que ser la versión de ella misma que quiera»
Anita tiene metas maravillosas que estamos seguros que va a alcanzar. Ahora mismo sueña con lo que hace, con seguir trabajando con niños, llevar a cabo proyectos de educación y llegar hasta el corazón mismo de las familias de sus alumnos. Pero ella quiere más, quiere ser el origen de todo, llegar a la Facultad para poder enseñar a otras y otros como ella, y «adiestrarles» en la realidad de los coles. En sus palabras: «Se necesita gente motivada con ganas, que sepan dar mucho cariño y guardar la disciplina a la vez» Se nota que le gusta su trabajo, no para de hablar de ello, nos confiesa que vive a diario historias muy tristes y fuertes, y como trabaja con cada niño y sus familias
«Cada día que voy a mi trabajo llego de una manera y salgo con algún pensamiento transformado, supongo que es lo que tiene trabajar con personas.»
 Su lucha durante años, su reto, ha sido consigo misma con respecto al peso y su cuerpo. Un día decidió apoyarse en el deporte «Es más facil de lo que pensamos caer en -no comer- o -malcomer-, sobre todo cuando te ves como la empollona gafotas, porque guapa guapa no soy. en un momento de mi vida cogí el toro por los cuernos y decidí dejar de ser Betty la fea. Sacarme mas provecho y afinar a partir del deporte. Y bueno hay muchas cosas por mejorar pero si puedo decir que me siento satisfecha con quien soy y como soy. Cada mujer tiene que ser la versión de ella misma que quiera, y cada día decidir sobre ello pero sobre todo es importante que aprendamos a amar un poquito mas cada poro de nuestra piel.»
«Ahora al ver las fotos estoy más impresionada todavía. Vamos que no reconozco a esa tía buena de las fotos.»
Para finalizar, le preguntamos que sensaciones ha tenido después de posar para el proyecto, y nos confiesa que le ha mostrado una mujer que no sabía que era. «Sexy, provocadora… he salido con un subidón, sí, sí, esa es la palabra» ser ríe de forma maravillosa, y continúa «Ahora al ver las fotos estoy más impresionada todavía. Vamos que no reconozco a esa tía buena de las fotos.»