María


María nos conoce por nuestra otra pasión, y la suya, los animales. Así que decide prestarse voluntaria para colaborar en EstaSoyYo, con el ánimo de ver que pasa, y ayudarse a sí misma a aceptarse.

Con 42 años y una profesional de nivel en el  área de tecnología de un banco, se gana la vida esta mujer, coordinando ahora mismo el equipo de entornos de prueba de software. No tiene nada que ver con su carrera, aunque tampoco tiene que ver con sus estudios iniciales. «Eso es en mi jornada laboral, pero el resto del tiempo lo dedico en cuerpo y alma a la protección animal. Trabajo en una protectora de animales exóticos desde hace 12 años trabajando con animales, perros y gatos. Desde que era muy pequeña, me he dedicado a salvar bichillos.»

María nos va regalando poses, aunque nos insiste en que no sabe posar, y nosotros mientras miramos a través del visor y vemos como se va creciendo, como cada vez que se ve en la pantalla, se va sintiendo más segura. Mientras, le preguntamos que es lo que le importa a ella realmente en la vida, y la respuesta es de cita literaria «Las cosas que no son cosas, el compromiso con los demás, lo que incluye el medio en el que vivimos y todo su contenido, es decir, contenido y continente. Sueño con hacer día a día un mundo mejor.» Ahora sí que sí, somos fans incondicionales de María.

Desde que era muy pequeña, me he dedicado a salvar bichillos.

Así que nos lanzamos a las dos preguntas más complicadas para nuestras participantes ¿Qué no te gusta de tu cuerpo María? y responde rápido: «Mi cara y mi tripa. La cuarentena produce cambios en el cuerpo, también el cambio de alimentación.» Y además nos reconoce algo personal que nos ayuda a comprender la importancia que tiene este tipo de reportajes para las propias modelos voluntarias: «Siempre me han gustado mucho mis pechos, y quizás mi espalda. Me solía gustar, pero hace mucho que no me miro con sensualidad, como solía hacer antes.»

Entre fotos y conversación, va pasando la tarde y  María nos cuenta que sus retos siempre son la superación constante y el trabajo duro que supone el autoconocimiento. «Me siento orgullosa de haber superado baches en los que me creí atascada. Me siento orgullosa de ser una persona empática y con capacidad de ver lo bueno de las personas. También de llevar la vida con la que soñaba desde que era pequeña, que era ser independiente y recuperar animales.»

Siempre me han gustado mucho mis pechos, y quizás mi espalda. Me solía gustar, pero hace mucho que no me miro con sensualidad, como solía hacer antes.

Como siempre, para finalizar, nos gusta preguntar que tal se han sentido nuestras voluntarias durante la sesión: «La verdad es que sí, ha sido de gran ayuda aprender a verme desde fuera, sin complejos y sin prejuicios. Creo que sería interesante que todas y todos lo hiciéramos.»

María, ya somos incondicionales tuyos.