Silvia


No nos conocemos de nada. Ha conocido el proyecto a través de una amiga y se ha decidido a contactar con nosotros. Silvia llega a nosotros encogida y tímida, pero tras dos horas de sesión y charla amena, conseguimos sacarla del cascarón.

Con 38 años y de profesión peluquera, nos cuenta algo que es común para todas nuestras protagonistas: lo más importante para ella es su familia, sus amigos  y que su hija sea feliz. Se siente muy orgullosa de su hija. Le costó mucho conseguir ser madre, pero lo consiguió y le ha dado la vida.

Me siento orgullosa de mi hija. Además de ser una niña cariñosa, es una belleza por dentro y por fuera. Y encima tiene mis ojos

Silvia nos reconoce que no le gustaba su pecho ni sus cicatrices antes de esta sesión. Nosotros nos hemos obsesionado con convencerla de lo contrario con las fotografías, y lo hemos conseguido, en especial con esas dos cicatrices que mostramos como una espada simbolica sobre su vientre: una cicatriz es de la cesarea y la otra de una hernia, dos marcas de vida que le recuerdan que hay que luchar todos los días.

No me gustaban mis pechos y mis cicatrices antes de la sesión, me habéis hecho ver que no son tan pequeños y mis cicatrices como decís, parecen una espada. La espada para luchar de una hernia y la otra luchar para que naciera mi hija.

Silvia posa tímida, algo que es normal siempre en nuestras modelos voluntarias. Ninguna ha posado nunca ante una cámara. Poco a poco la vamos convenciendo de que, a pesar del día a día y esa opinión que todas y todos tenemos de nosotras mismas cuando nos miramos en el espejo, somos personas por encima de todo, y que cada una con su aspecto físico puede llegar a ser un ejemplo de belleza interior y exterior. A Silvia siempre le han gustado sus hombros y sus ojos, pero ahora se gusta bastante más, y nos reconoce que se siente más segura de sí misma: «Me veo más atractiva sin maquillar, cosa que parecía como el escudo necesario para vernos bellas.»

El día a día de Silvia es sacar adelante su pequeña empresa. Hace doce años se lanzó a la aventura de ser empresaria y se siente muy orgullosa de ello. Mujeres que se sirven un buen plato de vida, y se la comen a bocados, demostrando la fuerza con la que las mujeres cambian las cosas, y que nos iría mejor si ellas tuvieran más presencia en órganos de decisión a nivel empresarial, social o político.

soy una persona súper nerviosa, en todo momento estoy en tensión y en la sesión conseguisteis hasta relajarme, cosa que no puedo hacer ni en pilates ni dándome un masaje

La sesión de fotos de Silvia le ha servido para ver partes de su cuerpo que antes no le gustaban o se avergonzaba: «Mi pecho antes lo veía pequeño y en las fotos salen perfectos. Mis cicatrices como he dicho antes, me dijisteis que parecen una espada y eso me gustó para definir la espada de mis luchas en algún momento de mi vida. Además soy una persona súper nerviosa, en todo momento estoy en tensión y en la sesión conseguisteis hasta relajarme, cosa que no puedo hacer ni en pilates ni dándome un masaje. Muchas gracias por las fotos, por el proyecto y por hacernos sentir tan bien a las chicas que vamos a colaborar porque nos ayudáis más a nosotras de lo que nosotras os ayudamos a vosotros.»

Hemos tenido que excavar un poco en la superficie de Silvia, pero sabíamos que estaba ahí, escondida. Su historia y su vida, la de cualquier persona de nuestra vida, tan normal y tan enorme, y una maravillosa mujer que tan solo había que transportarla a otro lugar durante un par de horas, para maravillarnos con su belleza.